Para qué Muere JESÚS en la Cruz ?

Murió para perdonar nuestros pecados y darnos la salvación: Para que todo el que crea en él no se pierda. Dios entregó a su hijo para que muriera en beneficio tuyo y mío. Nuestro Padre Celestial no deseaba que nadie se perdiera y por nosotros mismos no podíamos alcanzar ese perdón de pecados, así que Jesús fue ese sacrificio perfecto para perdón de nuestros pecados. (Hebreos 9:15),  pues Cristo murió para librarlos del castigo por los pecados que habían cometido bajo ese primer pacto.

«Ámenme aún en la adversidad. Ámenme más cuando más les cueste, como Jesús en su padecer de la cruz y así su amor será más perfecto y podrán adquirir luz para sus ojos ciegos«. Mensaje 39 dado a Judith, 8 de Febrero de 2016.

La tarde del Viernes Santo presenta el drama inmenso de la muerte de Cristo en el Calvario. La cruz erguida sobre el mundo sigue en pie como signo de salvación y de esperanza. Recordamos cada uno de los inmensos sufrimientos del Señor, los cuales vivió con su Santísima Madre y sus apóstoles; su aprehensión, los interrogatorios de Herodes y Pilatos, la Flagelación, la Coronación de espinas, la cruz a cuestas, el camino al calvario y su  Crucifixión.

Así pues en su misericordia el Padre Celestial nos dice:

«Mi hijo hizo más por las almas viviendo así, más de lo que sus riquezas hubieran podido entregar. Al entregarme lo suyo Yo le entregué salvación, al complacerme en lo mío, Yo le entregué vida plena«. Mensaje 13 dado a Judith, 21 de septiembre de 2015.

En su enseñanza y exaltación de la pasión de su Hijo Santo nos dice:

“Estoy a los pies de la cruz, arrodillada, cae sangre del corazón de Jesús, corre hasta abajo, me cubre y sigue cayendo como un río y llena y cubre todo. La tierra entera es un mar de la sangre de Cristo. Cuando ya la cubre toda, salen muchos hacia el cielo con gozo y amor a abrazar a Jesús y otros caen de espaldas, a una fosa oscura dónde hay bestias enormes que parecen leones. Al terminar de caer todas, se sellan unas puertas de la fosa. Quedan tras rejas. Vuelvo a mirar y Jesús viene hacia mí y me abraza, sigo arrodillada y lo abrazo y no me quiero ir jamás de allí. Jesús está resucitado y me señala la cruz dónde antes había estado. Ahora lo veo, siendo bajado de la cruz, desgonzado, sobre el piso lo tiran, se ensucia, sus heridas se llenan de tierra y lo dejan ahí tirado. Al ver a Jesús ahí tirado ves cómo ahora mi iglesia trata a mi hijo. Así se encuentra ahora, tirado en el piso, olvidado, abandonado por aquellos a quienes ha venido a salvar, aquellos a quienes llamó sus predilectos. El murió allí por éstos y por su salvación y le han tirado como a un animal. Así nos encontramos ahora”. Mensaje 78 dado a Judith, 22 de Agosto de 2016.

Vemos como el evangelio según San Mateo, nos describe paso a paso la pasión del Señor  (Mateo 26) del cual hacemos esta reflexión: Jesús es Rey. Lo dice el título de la cruz, y el patíbulo es trono desde donde él reina. Es sacerdote y templo a la vez, con la túnica completa que los soldados echan a suertes. Es el nuevo Adán junto a la Madre, nueva Eva, es Hijo de María y cabeza de la Iglesia. Es el mismo  Dios, el ejecutor del testamento de la Escritura. El Dador del Espíritu. Es el Cordero inmaculado e inmolado al que no le rompen los huesos. Es el Exaltado en la cruz que todo lo atrae hacia sí, por amor, cuando los hombres vuelven hacia él la mirada.

De manera muy hermosa el Padre nos dice: «Os he mandado a creer en la cruz, soportada por mi Hijo para la salvación de todos los hombres. Para que en ella encuentren plenitud, se sacien de su misericordia. Para que imiten y carguen su cruz, sabiendo con certeza que será entregada al Padre, alivianada por la muerte y su encuentro celeste conmigo». Mensaje 96 dado a Judith, 9 de Enero de 2017.

«Amarás a Jesús con todo tu corazón, lo contemplarás en la cruz, amor perfecto, sacrificio perfecto al Padre. Así aprenderás qué es el amor, e infundiré en su espíritu este entendimiento y virtud«Mensaje 38 dado a Judith, 1 de Febrero de 2016.

Murió para resucitar y darnos vida eterna: Para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Todos sabemos que en algún momento nos llegará la hora de morir, nuestro tiempo aquí en la tierra es temporal, eso es ley de vida. ¿Pero qué sucede después de la muerte? ¿Termina todo ahí? La respuesta es no, no todo termina ahí, al contrario, en ese momento comienza una vida que es eterna, y sólo hay dos lugares a donde podremos ir, o al cielo con Dios o lamentablemente al infierno donde todos es castigo y sufrimiento.

«Mi hijo es quien da la vida, la fuerza, el amor, la paz. Todo se resume en él. Verbo vivo y eterno. Es en su nombre que todo se puede y comiendo de Él que se vive en el camino de Dios. Hasta llegar al Altísimo, dónde se nutrirán del mismo Padre y el pan divino estará por siempre en el banquete celeste. Donde no hay sacrificio, sino gozo perpetuo. Donde ya no hay cruz, sino eterna resurrección. Donde ya no hay muerte sino vida«. Mensaje 93 dado a Judith, 29 de Diciembre de 2016.

«Os he mandado a creer en la resurrección, pues el hijo venció a la muerte, como es la promesa a todos quienes esperan y viven en Él. Ni el tiempo, los siglos, el pasar de los años, podrá borrar esa certeza, de aquel que llamándose cristiano, vive en Jesús y para Jesús. Verdad  única y eterna, la única certeza del existir. El ser juzgado y resucitado«. Mensaje 96 dado a Judith, 9 de Enero de 2017.

Vemos como el Padre, desde un principio, nos enseña a vivir plenamente nuestras vidas, con el ejemplo de su Hijo y su santísima Madre; nos anima a seguir adelante, avivando en nosotros la fe, la esperanza de que un día al encontrarnos en su presencia, podamos lograr ganar esa corona tan anhelada en la vida eterna y vivir para la eternidad plenamente felices.

Y finalmente el Padre nos dice:

«Acaso no saben que mi camino es incómodo, pero lleva a la gloria, es difícil pero lleva a la salvación«. Mensaje 47 dado a Judith, 5 de Marzo de 2016.

Deja un comentario