LAS TORMENTAS SOLARES!!

El Sol es una  estrella G2V, con G2 indica que su temperatura superficial es de aproximadamente 5778 K (5505 °C, 9941 °F), y V que, como la mayoría de las estrellas, es una estrella enana de la secuencia principal. Constituye la mayor fuente de radiación electromagnética. Cerca de tres cuartas partes de la masa del Sol constan de hidrógeno; el resto es principalmente helio, con cantidades mucho más pequeñas de elementos, incluyendo el oxígeno, carbononeón y hierro.

El Sol se formó hace 4650 millones de años y tiene combustible para 7500 millones de años más. Después, comenzará a hacerse más y más grande, hasta convertirse en una gigante roja. Finalmente, se hundirá por su propio peso y se convertirá en una enana blanca, que puede tardar unos mil millones de años en enfriarse.

El Sol presenta una estructura en capas esféricas o en «capas de cebolla». La frontera física y las diferencias químicas entre las distintas capas son difíciles de establecer. Sin embargo, se puede determinar una función física que es diferente para cada una de las capas. En la actualidad, la astrofísica dispone de un modelo de estructura solar que explica satisfactoriamente la mayor parte de los fenómenos observados. Según este modelo, el Sol está formado por: 1) núcleo solar, 2) zona radiante, 3) zona convectiva, 4) fotosfera, 5) cromosfera, 6) corona, 7) manchas solares, 8) granulación y 9) viento solar.

Hay dos clases de tormentas solares. Llamaradas solares (solar flares) aparecen como áreas explosivas y brillantes en la superficie del Sol. Los destellos solares ocurren cuando la energía magnética se acumula en la atmósfera solar cerca de las manchas solares y repentinamente es liberada en un estallido equivalente a diez millones de erupciones volcánicas. Radiación incluyendo ondas radiales, rayos-x y rayos gamma— y partículas eléctricamente cargadas, explotan desde el Sol después de un destello solar. Las llamaradas solares más fuertes ocurren sólo algunas veces al año, mientras que destellos solares más leves son relativamente comunes; tanto que pueden ocurrir hasta una docena de veces al día durante los períodos más activos del Sol.

Las llamaradas solares se clasifican como A, B, C, M o X según el flujo pico (en vatios por metro cuadrado, W / m 2) de 1 a 8 angstroms. Llamaradas de clase A y B. Son la clase más baja de las erupciones solares. Son muy comunes. El flujo de fondo (cantidad de radiación emitida cuando no hay llamaradas) es a menudo de rango B durante el máximo solar y de rango A durante el mínimo solar.

Llamaradas de clase C. Las de rango C forman pequeñas erupciones solares que casi no tienen ningún efecto sobre la Tierra. Por lo general son lentos, débiles y rara vez causan una perturbación geomagnética significativa.

Llamaradas de clase M. Estos son lo que llamamos las llamaradas medianas. Causan desde pequeños a moderados apagones de radio en el lado diurno de la Tierra. Algunas llamaradas solares de clase M también pueden causar tormentas de radiación.

Llamaradas de clase X. Estas erupciones solares son las más grande y más fuerte de todas. Durante el evento, las zonas diurnas pueden experimentar serios problemas con las conexiones o apagones, y las tormentas geomagnéticas pueden llegar a ser enormes cuando las CME asociadas a la llamarada se desatan

El otro evento solar de importancia es la Expulsión de Masa Coronal (Coronal Mass Ejection- CME), es una onda hecha de radiación y viento solar que se desprende del Sol en el periodo llamado Actividad Máxima Solar. Un CME es la erupción de una gran burbuja de plasma proveniente de la atmósfera externa del Sol o corona. La corona es la región gaseosa sobre la superficie solar que se extiende millones de millas hacia el espacio. La temperatura en esta región exceden un millón de grados Celsius; 200 veces más caliente que la superficie del Sol. Los campos magnéticos en la corona se ven afectados por dos entidades: nuevos campos magnéticos que emergen desde abajo de la superficie solar y los movimientos del plasma en la superficie. Este último, trae consigo campos magnéticos. Estos campos magnéticos se tuercen y energizan en ciertas regiones, creando con frecuencia manchas solares. Esta onda es muy peligrosa ya que daña los circuitos eléctricos, los transformadores y los sistemas de comunicación. Se dice que una tormenta solar ocurre cada 11 años. Una potente tormenta solar podría durar semanas, meses o incluso años.

El sol no posee un campo electromagnético como el de la Tierra, sino que posee lo que se denomina viento solar, producido por esas inestabilidades rotacionales del Sol. Su velocidad, intensidad, densidad y sus campos magnéticos asociados con el plasma, afectan la capa magnética protectora espacial de la Tierra (la magnetósfera). En la mayoría de las veces, los efectos son benignos, pero cuando las manchas solares aparecen, es una señal potencial de que una tormenta solar se avecina.

La magnetosfera, producida por el campo magnético interno de la Tierra, nos protege de 99% del plasma solar, desviando el mismo al espacio. Sin embargo, de vez en cuando, parte de la energía del CME es transferida a nuestra magnetosfera canalizándose cerca del los Polos Norte y Sur. Es allí donde el campo magnético es más débil y la magnetosfera se encuentra parcialmente abierta al espacio. El flujo de energía hacia nuestra magnetosfera puede inducir tormentas magnéticas, alterar el campo magnético de la Tierra y producir el fenómeno conocido como las auroras boreales.

Las consecuencias de las tormentas solares más inmediatas se vieron en los satélites, que trastornaron los datos recogidos y perturbaron las señales de posicionamiento. Las ondas de radio corta también se vieron afectadas. En el ámbito fisiológico humano también hubo consecuencias: pérdidas de sueño, dolores de cabeza o desasosiego sobre todo en personas de avanzada edad. Concluyendo, parece ser que nuestra dependencia hacia el Sol no solo reside en el aporte de luz y calor; la estabilidad del planeta depende de forma absoluta del comportamiento de este astro en todos sus aspectos: cualquier cambio o alteración incide en nosotros de forma casi inmediata.

Un gran número de satélites ya están en el espacio con el propósito de aprender más sobre el Sol y su impacto en la Tierra y el espacio. Entre estos satélites se encuentran el Solar and Heliospheric Observatory (SOHO), el Advanced Composition Explorer (ACE), el Transition Region and Coronal Explorer (TRACE), Ulysses y muchos más. SOHO continúa observando el Sol 24 horas al día. 

BIBLIOGRAFIA

https://es.wikipedia.org/wiki/Sol#Estructura_del_Sol

http://www.rutaestrellas.com/wp-content/uploads/2016/02/T3-auroras-Ana-Santana.pdf

https://stereo.gsfc.nasa.gov/spaceweather/SWpost_SP.pdf

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